¡Ya estamos de vuelta! Deshechas las maletas, colocadas en las estanterías las nuevas adquisiciones de plástico y papel y revisado el correo. Todo en orden para evaluar lo que nos ha aportado la Typoweek organizada por la Escuela de diseño BAU de Barcelona. Muchos viajes de metro y muchas caminatas que han merecido la pena por que en algunas ocasiones las jornadas de tipografía han sido auténtica crema.
La semana se inauguraba con una exposición del Types Director´s Club de Nueva York y con otra de los mejores anuncios del 2009. Correctas con algunas piezas excelentes.
De martes a jueves se desarrollaron los workshops, incluido el de Identidades Tipográficas de Natalia Cuadrado en el que participamos. Tal vez demasiado escasos de tiempo por lo que era complicado profundizar realmente en los proyectos, pero igualmente interesantes aunque fuera solo por conocer otras metodologías de trabajo. Este pequeño ejercicio de ilustrar tipográficamente algunos refranes relacionados con conceptos (monarquía, muerte, comida, etc.) escondía en realidad un método de desarrollo de identidad corporativa.
Desde el viernes asistimos al maratón de conferencias de las que podemos destacar la impartida por David Quay y Ramiro Espinoza, dos tipografos afincados en Amsterdam que comentaron durante una hora su trabajo de creación de una tipografía para la señalética de la ciudad de Bath en Inglaterra. Su explicación sobre la extensa labor de documentación y estudio del proyecto hizo las delicias del que escribe, así como algunas de sus interesantes conclusiones. La ciudad no es una autopista, comentaron en referencia a que no basta con que una tipografía para una ciudad sea legible, también debe contener parte de su personalidad.
Interesantes también los aportes de Onlab sobre su rediseño de la revista Domus y su habilidad para los malabarismos editoriales; los de Adeline Mollard y su "economía del formato" o como hacer buenas cosas con poco presupuesto; los trabajos imaginativos de Joel Lozano; los "logotipos dinámicos" de Natalia Cuadrado; y el excelente repaso de Herminio Fernández de las últimas tendencias en tipografía para periódicos.
En definitiva, un contenido bastante completo y actual que tal vez solo se vió eclipsado por las deficientes instalaciones para las conferencias, no solo por que el aúla se quedaba pequeña si no por que además las sillas de plástico son terriblemente incómodas para estar sentado tres horas seguidas.
A modo de conclusión, parece que se impone también en tipografía, incluso en los medios más austeros y "serios" como los periódicos, una vuelta a lo humano, a ver la mano detrás del trabajo, a los pequeños errores e imperfecciones. Seguramente en parte por echar de menos esa "ágora" social que Bauman ve desaparecer en sus textos, que por lo menos las imágenes que vemos nos recuerden que seguimos siendo, por ahora, humanos.
prueba
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